Perder un empleo es algo que nos afecta no solo al aspecto profesional, también tiene una gran implicación a nivel personal y de cómo lo afrontemos depende nuestro futuro.
Cuando perdemos un empleo, cuando nos despiden lo primero que puede verse dañado es nuestra autoestima, tendemos a victimizarnos y compadecernos de nosotros mismos. Nuestro ego quiere salir a flote y con un mazazo así… le cuesta reponerse.
Tener trabajo significa tener bienestar y estabilidad económica por lo que cuando se pierde el trabajo nuestro ánimo y hasta nuestra salud sufren. Además nuestro entorno más cercano se solidariza y también sufre en gran medida las consecuencias.
Realmente no hay consejos mágicos para hacer frente a una crisis de estas características pero si son recomendable pequeños consejos que bien para ti o para alguien cercano, pueden ser de gran utilidad.
No lo tomes como una descalificación personal
Tendemos a personalizar el daño y sentirnos hasta culpables de lo que ha sucedido. Lo primero que debemos hacer es despersonalizar el hecho del despido, quitarle carga personal. Piensa en las veces que de una u otra forma, has tenido circunstancias en las que has sentido que has fracasado y cómo te ha ido después, qué hiciste para superar aquella situación.
Aunque es difícil en el primer momento de una situación así, piensa que a partir de ahora te encontrarás con nuevas situaciones y muy probablemente con una nueva oportunidad laboral, podrá ser mejor, podrá ser mejor, pero lo que sí es verdad es que será diferente y esto siempre va a constituir un reto para ti y un nuevo reto siempre será ilusionante.
Permítete sentir y dar salida a tus emociones.
Si un despido es doloroso y como tal hay dolor, rabia, tristeza… es normal. Esta situación también desencadena un duelo del que hay que salir y del que tras el sock inicial, la negación, la fase de negociación…llegará el momento de la tristeza. Es bueno dejar salir las emociones. Siendo consciente de lo que vas a sentir, es más seguro que afrontes con mejor determinación una situación así. Cuanto antes lo aceptes, antes te pondrás en movimiento para continuar, para avanzar y para adaptarte al cambio.
Comparte las emociones que sientas con familia, amigos…es precisamente en estos momentos duros cuando aparecen consejos extraordinarios, personas cercanas de verdad y además de nosotros mismos salen sentimientos más puros y auténticos. También es recomendable no quedarse en el victimismo ni permitir que la rabia de tus familia y entorno más cercano contra quien te ha despedido ocupe más tiempo que el necesario, que tiene que ser muy breve.
Establece tu plan de acción.
Una vez pasadas las primeras fases de este particular duelo, tienes que ponerte manos a la obra:
- Qué sabes hacer
- Qué has hecho bien
- A quién puedes ofrecer tu experiencia
- Dónde te gustaría trabajar.
Esto es lo que se llama actualizar tu curriculum.
A partir de ahora, tu trabajo es buscar la mejor oportunidad, la que mejor se adapta a tus características profesionales, a tus experiencias y a tus valores.