¿Estaré preparado para lo que se espera de mi?
¿Seré capaz de estar a la altura de mi responsabilidad?
Una de las grandes barreras para un directivo a la hora de salir de su entorno de confort es el llamado «síndrome del impostor» o lo que es lo mismo, el temor a no valer o incluso a sentir que no se está preparado para lo que nos hemos o nos han propuesto.
Este sentimiento es muy común, personalmente me ha pasado en más de una ocasión en las que por fuera parezco confiado pero en mi interior albergo inseguridades que no puedo permitir que se noten hacia el exterior. Incluso a veces me he preguntado «¿quién soy yo para tener que tomar tal o cual decisión o decir tal o cual cosa?». ¿Te ha pasado alguna vez algo así?
Por fortuna esto no es algo solamente propio de unos pocos, recientemente he leído que incluso la actriz Natalie Portman, alumna de la Universidad de Harvard, durante un discurso de graduación de hace unos años confesó que no se hallaba a la altura intelectual de estar hablando allí y que temía que cuando hablase la pudieran considerar como una actriz tonta.
Algo similar reveló el CEO de Starbucks cuando dijo que tienes que sentarte en una silla de dirección, como si el hecho de estar ahí sentado tuviera que darte la información y conocimiento para resolver y saber de todo.
Cómo podemos superar este síndrome del impostor para evitar esa inseguridad.
Consejo 1. Reconozcamos los beneficios de ser principiantes.
Al ser nuevos en esta nueva tarea, podemos aportar un punto de vista que antes no se percibía y con esto enriquecemos a la organización en la que estamos. La nueva perspectiva puede dar claves para un enriquecimiento colectivo ya que incluso puede aportar grandes dosis de creatividad.
Consejo 2. Centrémonos más en lo que estamos aprendiendo que en lo que tenemos que rendir.
De esta forma será más fácil fluir y trabajaremos con menor tensión. La mentalidad de aprendizaje nos hace ser más abiertos y tener más empatía con nuestro entorno laboral incluso si cometiéramos algún error sería tomado como parte normal del proceso de aprendizaje por todos.
El hecho de tener una posición directiva no lleva implícito saber de todo, por lo tanto aprendamos, observemos nuestro entorno y actuemos en consecuencia.
Consejo 3. Entendamos nuestra posición en perspectiva.
Cuando sentimos este síndrome del impostor, pensamos que somos los únicos que estamos así y no es verdad, es una forma muy común de sentirse en los directivos. Todos los que en alguna ocasión tienen que hablar ante los demás se ponen nerviosos y sobre todo en sus primeras intervenciones, todo el mundo se pone nervioso cuando están al frente de nuevos eventos, todos tienen sus temores y todos terminan controlando esta situación incómoda (sobre todo cuando se ha entrenado o ensayado esta nueva situación).
Esto que puede ser un problema, es fácil de superar por lo que la próxima vez que nos sintamos así…pensemos que no somos los únicos y que esto se superará como lo han hecho otros y como tantas situaciones que hemos superado.