A nadie le gustan los conflictos ni en el trabajo ni en la vida personal. No podemos estar evitando a quien se pasa la vida discutiendo, con resentimiento… Por fortuna esto no es el escenario habitual.
Si buscas un motivo en los conflictos que hayas podido vivir, es posible que algunos se hayan debido a un tono inadecuado, a una mala interpretación.
¿Sabes comunicarte bien?
¿Suavizas un error o «saltas» a la primera? ¿Intentas conciliar o prefiere que la otra persona de el primer paso?
La forma en que haces frente a los conflictos revela tu carácter.
Según Ken Thomas y Ralph Kilmann, usamos 5 maneras distintas para manejar los conflictos, aunque cuando hay conflicto no usamos más de dos. Conocer estas formas de afrontar un conflicto te ayudará mucho en el momento adecuado.
¿Cuál es tu estilo predominante?
Competitivo. Es el que quiere ganar a toda costa y vencer sin más. Cuando se actúa en este estilo, es normal que se rompan relaciones, que se quede mal con un compañero. Un «competitivo» se quiere salir con la suya sin atender a más razones. Si tenemos que usar este estilo, debe hacerse siempre con moderación.
Complaciente. Es este estilo, estamos más pendiente de los problemas de los demás que los propios. Es un estilo de ceder. Aquí se pone por delante la relación al conflicto. Surge por acomodación y para evitar un daño mayor.
Evasivo. Actúa de modo evasivo quien no quiere enfrentarse al conflicto. Lo hacemos porque consideramos que no es momento ni lugar para hacerlo. Cuando sucede esto solemos poner un pretexto para no tratar el problema. También lo usamos cuando nos sentimos en desventaja o pensamos que no saldremos beneficiados. También cuando es un tema incómodo y que va a provocar fricciones.
Colaborador. Aquí procuramos que las partes en conflicto queden satisfechas, sin que haya vencedores ni vencidos. Hay que escuchar de forma activa, buscando puntos en común donde fraguar el acuerdo. Es un estilo propio cuando las partes quieren llegar a un buen acuerdo y conservar o mejorar la relación o cuando no hay prisa en llegar a un acuerdo y mientras tanto se va buscando una solución pactada.
Comprometido. Es un mix entre ser complaciente y competitivo sin llegar a ser colaborador. Aquí se busca una solución intermedia, cediendo todas las partes un poco. Sin ser la solución deseable para ninguno, es la menos mala y con la que nos podemos contentar.
Thomas y Kilmann afirman que el estimo más utilizado es el colaborador y el complaciente, seguido del competitivo, siendo el último el estilo evasivo. El competitivo es más propio de los escalones más altos de una organización.