¿Por qué hacemos tanto caso a nuestro ego?
¿Es saludable tener el ego siempre presente?
Estas preguntas pueden dar pie a una amplia reflexión que nos podemos hacer sobre el ego y sobre los problemas que el ego nos ha ocasionado en alguna ocasión.
Es fácil escuchar como recomendación que hay que luchar para “salirte con la tuya” y esto es sin duda una apelación a la lucha del ego para defender… para defender ¿qué hay que defender? Otros mensajes del tipo “yo no llamo, que me llamen primero…” Este tipo de ego es el que nos lleva a momentos de estrés y de conflictos a la par que genera ira. Esto además lo proyectamos a nuestro entorno más cercano y de ahí gran parte de los problemas de trabajo, familiares y de pareja. El ego es el “torpe” que llevamos dentro que nos dice que si no somos el centro o no se hace lo que sea como nosotros digamos, nos estamos dejando pisar.
¿Verdaderamente es así? ¿Qué crees?
El ego en muchas ocasiones, lo vamos alimentando a fuerza de sacrificio, otras veces buscamos el reconocimiento en lo que hacemos o decimos, para que los demás nos vean como “importantes”.
Cuando buscamos el reconocimiento en los “likes” de las redes sociales o cuando en una conversación pretendemos que esta gire en torno a nuestra idea o incluso desviamos el tema para hablar de lo que queremos y no de lo que se estaba hablando… ¿crees que ahí hay ego?
También hay quien busca el ego victimizándose constantemente y de esta forma atraer el cariño o por lo menos la atención de los demás. Es otra forma de ego, el de hacerse la víctima, pensando que con esta forma de actuar, se consigue cariño y también el reconocimiento que no se sabe encontrar de otra manera. En definitiva lo que no se sabe dar valor desde dentro, lo vamos a buscar desde acciones exteriores y si lo exterior nos falta… tenemos la sensación que “hemos perdido algo nuestro”.
Tras todo esto hay una falta, más o menos grande, de autoestima.
Estas acciones no son más que formas externas de alimentar un ego. Convertimos a nuestro yo en algo similar a un muñeco hinchable, que necesita de motores exteriores para inflarnos y que se nos vea en todo nuestro esplendor, necesitamos que desde fuera se nos reconozca, se nos vea (y la pregunta que deberíamos hacerlo es ¿cómo nos vemos nosotros?).
Damos el poder de sentirnos bien a lo que nos viene desde fuera de nosotros, nos hacemos dependientes de lo que digan o piensen los demás. Si los demás piensan mal de nosotros… nos afecta hasta el extremo (¿te ha pasado esto alguna vez?).
Realmente estamos poniendo parches emocionales para tapar algo que no vamos a evitar tener dentro de nosotros, a no ser que pongamos remedio.
¿Es así como quieres estar?
¿Quieres depender de lo q
ue los demás piensen de ti o de cómo los demás actúan sobre ti para sentirte bien?
Busca lo que te hace sentir bien, busca estar bien contigo.
Hacer ejercicios para desarrollar la autoestima es algo más que recomendable cuando habla nuestro ego, desde un proceso de coaching, es algo que se puede trabajar.