Se ha escrito mucho y se seguirá escribiendo sobre liderazgo, cualidades del líder y todo lo que rodea a esta figura que está tan de moda. Pero se ha escrito muy poco sobre las personas que acompañan al líder.
Es cierto que el ejercicio de liderazgo tiene una gran dosis de soledad, una soledad asumida por quien debe ejercer de líder ante un grupo humano, pero también es cierto que conviene saber que el liderazgo puede ser compartido y en muchos momentos es más que recomendable contar con personas de confianza en las que depositar sus ideas y de las que pueda recibir opiniones sinceras.
Partiendo de estas premisas, nos preguntamos cómo elegir a las personas que deben estar en el estricto círculo del líder, qué características podrían tener. Es más que evidente que como premisa indispensable, necesitamos a nuestro lado personas que sumen, que aporten, que con ellas seamos más eficientes y eficaces, mejores líderes.
Anticipándonos a estas dudas podremos decir que no hay recetas exactas sino que más bien podríamos resolver esta ecuación respondiéndonos a estas preguntas:
¿Te dedica tiempo?
Necesitamos personas que nos dediquen tiempo, que entiendan nuestra posición y entiendan la suya. Que su tiempo esté dedicado a la misión al para qué y no a nuestra persona, que su tiempo compartido con el líder sea de calidad y no simplemente de cantidad.
¿Se alegra de tus éxitos?
Los éxitos del líder deben ser compartidos por el equipo, pero necesitamos a nuestro lado personas que se alegren por lo conseguido. Esto forma parte de la gran empatía que tiene que haber en los dos sentidos, del líder a la persona que apoya y por supuesto al revés. Esta cualidad además genera una gran confianza mutua.
¿Habla en positivo?
Necesitamos personas que usen el lenguaje de una forma positiva, evitando los “NO” al hablar, buscando y centrándose en las oportunidades o como mínimo en el aprendizaje que pueden ofrecer las situaciones mejorables. En cantidad de ocasiones nos podemos encontrar con situaciones desfavorables, es inevitable, pues precisamente en este momento es cuando necesitamos el apoyo exterior que refuerce nuestro liderazgo, que sepa desde la frialdad, potenciarnos en las fortalezas para minimizar la debilidad que haya quedado en evidencia. Tenemos que ser conscientes que el líder es una persona, con sentimientos, emociones y que es imposible que siempre esté en su mejor momento.
¿Es agradecida?
Normalmente las personas positivas, son personas agradecidas. Tener a nuestro lado a personas agradecidas es una bendición que igualmente hay que agradecer. Resultaría tedioso tener al lado a alguien que permanentemente está en actitud reivindicativa, de solicitud, de demanda… pues esto genera un problema que distrae y resta poder al líder. Una actitud de generosidad es una actitud que suma.
¿Te ofrece ayuda?
Enlazado con lo dicho anteriormente, necesitamos personas que aporten soluciones, opciones conociendo cómo somos y entendiendo la situación que hay que mejorar. Esto no resta potencia al liderazgo, muy al contrario, al líder le hace humano y a quien apoya en este momento le hace grande también.
El liderazgo no es una tarea de permanente soledad, es ilógico pensar que esto es así. Ningún líder lo ha sido en la historia por sí mismo, sino que siempre ha habido personas que han estado apoyando en la sobra (en la sobra de lo visible pero muy visibles para el líder).
¿Comparte tus valores?
Sería un suicidio dejarse acompañar por quien no comparte los valores del líder. Valores en todo el amplio sentido de la palabra. Valores en lo profesional y también valores en lo personal, los dos deben estar unidos para sumar. Una persona que te acompañe tiene que tener, necesariamente, los mismos valores y a la vez debe ser capaz de tener el “poder” de confrontar opiniones del líder para que éste piense, para que éste reflexiones y para que este, con esas confrontaciones, adopte la decisión, que como líder, es de exclusiva responsabilidad. Si eres líder busca personas a tu lado con tus mismos valores, si acompañas a un líder y no compartes sus valores debes abandonar ese lugar.
¿Cómo habla de otras personas?
Qué importante y cuánto demuestra la actitud de lo que comentamos de los demás. Lo mismo sucede cuando nos encontramos con una actitud de críticas de los demás hacia una tercera persona. Normalmente esta actitud, habla más de la persona que critica que de la criticada.
La crítica permanente resta, la crítica permanente nunca suma.
Por el contrario, una forma de hablar comprensiva y empática (que no necesariamente debe ser de complicidad con todo lo que otras personas piensen) mejora la actitud de los demás miembros del equipo en el que estamos, a la vez que nos permite seguir centrados en la misión que tenemos asignada, en nuestro para qué.
¿Es discreta?
La discreción es una cualidad básica de las personas que deben estar al lado de un líder. Esta cualidad se enlaza también con la forma de hablar de los demás. Difícilmente nos vamos a encontrar con una persona discreta si su actitud es de constante crítica a los demás.
La discreción añade confianza a la relación del líder con las personas de su más íntimo entono. Sin discreción de las personas que están junto al líder, el liderazgo se verá resentido.
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