La experiencia del explorador Shackleton, nos lleva a una valiosa enseñanza.
Si tuvieras que elegir a los integrantes de tu equipo, ¿te centrarías en personas semejantes o buscarías un equipo heterogéneo?
Cuando Ernest Shackleton estaba preparando el equipo que le acompañaría en la que fue la expedición del Endurance, no siguió un método. Sus entrevistas eran dispares y las preguntas que hacía a los candidatos no tenían relación con su trayectoria profesional ni con la actividad que podían desempeñar en la expedición.
Preguntas tales como qué aficiones tenían, qué instrumento musical sabían tocar, si podían cantar, etc. permitían a Shackleton captar los aspectos más relevantes de la personalidad de los candidatos.
Shackleton estableció como cualidades necesarias de un explorador, en primer lugar, optimismo; segundo, paciencia; tercero, resistencia física; cuarto, idealismo; quinto y último, coraje (tomado del Discurso con ocasión de la recepción de la Reunión Consultiva del Tratado Antártico con motivo del centenario del rescate efectuado por el Piloto Pardo de la tripulación de Shackleton desde la Isla Elefante).
Ya había probado este procedimiento cuando preparó la expedición del Nimrod en la que resultó un equipo de hombres con formación, orígenes, temperamentos y trayectorias muy distintas en el que no buscó específicamente que tuvieran experiencia polar. El integrante más joven de esta expedición, el geólogo Priestley, cuenta que llegaron a formar un solo bloque con espíritu de cuerpo.
Shackleton, que opinaba que casi todos los hombres son valerosos por lo que no concedía demasiada importante a esta cualidad, apostaba por el optimismo. Según él, el optimismo contrarresta la desilusión y dota a las personas de la fuerza necesaria para continuar.
En los equipos de Shackleton se mezclaban distintas formas de entender la vida, personas introvertidas y sociales, alegres y más reservados. Sin embargo, Shackleton entendía que el equipo no cuaja por sí mismo, que el espíritu de equipo no viene por sí solo; debe diseñarse y trabajó desde el principio por dotar al grupo de una identidad compartida.
Es muy alusiva la ceremonia de corte de pelo que propuso a sus hombres, una vez a bordo del Endurance. La relata el capitán Worsley, […] se regodeaba con su maquinilla; la usaba hasta que no quedaba un pelo y su víctima parecía un emperador romano. Pero luego las cosas cambiaron, todos estábamos rasurados […] y parecíamos un grupo de convictos. Cuando pasó la conmoción, se hizo una fotografía oficial de grupo para perpetuar esta velada y para curarnos, si fuera necesario, de la soberbia. El primero en cortarse el pelo fue Shackleton.
Así que, en contra de lo que parece obvio, Shackleton no seleccionó a sus hombres pensando en un grupo homogéneo que pudiera funcionar por sí mismo, sino que creó las condiciones para generar equipo y trabajó para dotarle de una identidad de equipo compartida, más allá de la individualidad de cada integrante. El resultado es un sentido de cohesión tal en el equipo que funcionó como una única entidad.
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