¿Eres un líder fast food o diriges una organización fast food? En este artículo pretendo establecer lo que NO es una característica sana de un líder y que sin embargo pudiera parecer una actitud de liderazgo en una organización.
Determinados comportamientos no satisfacen la necesidad de liderazgo, aunque si quitan de forma rápida ese hambre de liderazgo, como ocurre la comida fast food, que quita el hambre pero no es un alimento sano.
La primera conducta fast food es buscar solamente la satisfacción económica. Cuando buscando liderazgo, nuestro único objetivo es conseguir unas buenas condiciones económicas, nos estamos descapitalizando emocionalmente. Con esta conducta no cubrimos de forma global nuestra necesidad de liderazgo.
La segunda conducta es basar el liderazgo en las relaciones que mantenemos con los demás. Buscamos liderazgo a través de nuestros contactos, porque necesitamos estar conectados a personas influyentes o que nos pueden reportar un beneficio inmediato.
La tercera conducta es la propia imagen que queremos «vender» de nosotros a nuestro entorno. Aquí prima el ego y es una conducta muy cortoplacista, aunque si es verdad que satisface una reconocimiento que alimenta de forma inmediata.
La cuarta conducta fast food es fijarnos objetivos exclusivamente de carrera profesional. Esta conducta es la que nos lleva a querer tener títulos, estatus social, pensando que de esta forma nos asentamos en un lugar privilegiado de nuestro entorno.
Cómo se puede detectar una conducta fast food en una organización:
- Invisibilidad. Cuando un empleado es invisible a sus responsables y no se personaliza al trabajador. En este caso el trabajador es fácil que no se sienta parte del equipo de trabajo.
- Regimen de recompensas y castigos no definido, que provoque desamparo a quien cumple las normas establecidas frente a quien no las cumple. Si a quien lo hace mal no le pasa nada, quien trabaja correctamente acaba desmotivado.
- Falta de holguras en el puesto de trabajo. Si el empleado tiene margen para hacer su trabajo, permitiendo una mejora y una adaptación para el mejor desempeño es una actitud motivante.
- El sistema no te deja hacer tu trabajo correctamente. Cuando existe un excesivo garantismo de la normativa y cualquier tarea está regulada de tal forma que la hace rígida, estamos mecanizando a la persona y consiguientemente la persona es un mero engranaje, sin más.
- Malas relaciones jefe-subordinado. Produce un desgaste emocional que se extiende en todo el ambiente laboral.
- Excesivas o poco claras reglas de juego. Tanto si hay reglas para todo (se anulan las «holguras» que tanto pueden beneficiar a un equipo de producción) como si no hay reglas claras (desorden funcional, donde todos hacen de todo) es un caldo de cultivo ideal para una conducta fast food en una organización.