El despido interior es el final de un proceso largo donde hay desmotivación y desvinculación del trabajador hacia su empresa, generalmente debido a una sucesión de experiencias negativas en el ámbito laboral. Podemos decir que sucede cuando emocionalmente nos sentimos despedidos de nuestro trabajo, aún estando en él.
Lotfi El Ghandouri en su libro “Despido interior” pone en la portada “cuando nuestra infelicidad laboral nos lleva a convertir nuestro trabajo en una prisión». Una frase que resume lo que siente quien está en este estado.
En muchas ocasiones esto sucede sin que a veces nos demos cuenta; se van produciendo una serie de hechos y sucesiones de actos que van minando poco a poco nuestro estado de ánimo y nuestra forma de relacionarnos en nuestro entorno laboral. Poco a poco, en silencio y sin hacer muestras del desencanto, quien se siente así va pasando inadvertido, evitando conflictos hasta desear casi hacerse invisible entre los propios compañeros.
Causas probables en relación al entorno
Presión por el rendimiento y la productividad
Es evidente que en un entorno donde la presión por producir más y ser más rentable provoca un detrimento en la vida profesional y también personal del empleado. Las empresas queriendo ser más productivas presionan a los empleados con una compensación no equivalente al esfuerzo realizado por estos. La consecuencia es que el empleado ve una actitud de cinismo y desconfianza por parte del empresario y de aquí se da el primer paso al despido interior.
Reestructuración
La propia presión por el rendimiento provoca en no pocas situaciones, reestructuraciones de plantillas, que si no se hace correctamente y con una buena gestión del cambio, va a provocar un deterioro del entorno profesional y laboral. La consecuencia de esto es la ansiedad, desconfianza y una gran incertidumbre que también pueden ser un buen abono para desembocar en despido interior.
Quebrantamiento del contrato psicológico
Pensamos que cuando somos contratados, el propio contrato se hace en un marco de equilibrio, estabilidad y seguridad entre empresa y empleado. Cuando el trabajador ve que este contrato intangible se ha roto y se le exige más de lo acordado sin contraprestación alguna, lo puede percibir como una traición al acuerdo.
Causas probables internas
Aquí se produce una insatisfacción de tres necesidades fácilmente identificables:
- Reconocimiento. El empleado necesita recibir valoración por parte de sus jefes y compañeros y saber que su aportación tiene aceptación.
- Realización. La persona que quiere asumir nuevos retos y probarse en otros entornos laborales o en otras opciones.
- Contribución. El trabajador quiere ser parte de un colectivo que a su vez le haga sentirse grande dentro de la empresa.
Las fases por las que pasan las personas que acaban en despido interior, se asemejan a la bajada de una escalera donde empezamos en la parte alta y poco a poco vamos bajando escalones hasta comprobar que estamos fuera.
La entrega.
Cuando nos incorporamos a la empresa nos sentimos en la parte más alta de la escalera, donde oteamos el horizonte y vemos todas las posibilidades de desarrollo. Es fácil que en estos primeros momentos estemos llenos de entusiasmo y no seamos conscientes de problemas que pueden desencadenarse, sin embargo pueden aparecer las primeras decepciones que son en seguida tapadas por la ilusión de los primeros meses de trabajo.
La realidad.
Una vez vistas las primeras decepciones, vemos que lo mejor es hacer lo justo que hay que hacer, sin más implicación pues sentimos que no se está valorando ni nuestro esfuerzo ni nuestra entrega de los primeros meses o años. En esta fase de la escalera del despido interior surgen conflictos y los encaramos con ganas de buscar solución, si estos no se solventan empezamos a acumular frustración.
La decepción.
En esta parte de la bajada de la escalera del despido interior, nos encontramos una época plana, sin sobresaltos y sin entusiasmo. Hacemos lo que se nos pide nada más y ya se ha hecho visible nuestra actitud entre los propios compañeros y los jefes. En este momento plano es cuando llega el punto de inflexión en el que la empresa nos puede proponer un acuerdo para impulsar y renovar la confianza inicial, nos despiden o nos vamos voluntariamente. Mantenerse en esta situación mucho tiempo nos llevaría a agrandar la frustración que podría hasta minar nuestra salud. Estamos emocionalmente fuera de nuestro trabajo.
La retirada.
Estamos bajando la escalera del despido interior y aquí nos sentimos víctimas de todo. La empresa la sentimos como algo hostil, incluso la actitud de algunos compañeros se nos hace incómoda y por momentos hasta agresiva cuando nos reprochan nuestro comportamiento. Quien está en esta fase siente que es la empresa la culpable de todo, de nuestra infelicidad pero no nos vamos porque somos rehenes de un sueldo o porque preferimos esto a cambio y no somos capaces de salir.
La resignación.
Estamos en la parte más baja de la escalera, donde surgen los pensamientos más negativos y pesimistas y donde surgen las frases de “… para lo que me pagan…”, “…hago lo que quiero sin dar problemas a nadie…”.
En esta última fase, es cuando el empleado se ha metido solo en una prisión laboral en la que desgraciadamente está el 10% de las personas.
¿Es así como te sientes?
¿Qué estás haciendo para cambiar o para no llegar a la resignación?