Tienes que conectar con quien te escucha para poder comunicar, lo contrario es solo hablar y cuando solo hablas no garantizas que las palabras lleguen al corazón.
Es lamentable que se considere a un político o a cualquier referente profesional como un charlatán, como una persona que habla y habla y que acaba aburriendo.
En otras ocasiones, se habla pensando que quien nos escucha va a entender una retahíla de datos, de cifras económicas, de fechas… ¡cuántas veces hay quien habla más para su ego y el de sus colaboradores que para sus ciudadanos, clientes o en definitiva quien nos escucha!
Una persona que quiere que su mensaje se entienda, se comprenda y se escuche debe ser capaz de producir un cambio en la escucha, debe hacer sentir al ciudadano o al cliente si queremos llamarlo así, pues es el protagonista de la historia.
Voy a darte algunos consejos para comunicar:
Habla con pasión y cree en lo que dices, haz tuyo el discurso y no hablesar de forma “enlatada”, muchas veces es mejor una improvisación con unas referencias establecidas que haya que tratar, que una lectura de algo que se ha escrito en la tranquilidad de un despacho. Si hay que hacerlo así, recomiendo ponerse música que nos inspire, nos motive y nos erice la piel, verás como desde ahí escribirás más con el corazón que la razón y esto luego se traducirá en un mejor discurso.
Introduce en tu discurso puntos de inflexión. Hay que ser valiente cuando se habla y para que quien nos escuche recuerde momentos especiales a veces hay que hacer una gran inflexión en nuestra voz, dar un golpe en el atril o dar una pisada fuerte contra el suelo ¿por qué no? A nuestro cerebro le gustan los cambios, los puntos de inflexión. También puedes llevar algo muy visual sobre lo que vas a tratar, algo que quede en la mente de quien te escucha. Atrévete con un gesto determinante.
Juguemos con las emociones, con las nuestras, pues seguro que quien nos escucha las podrá sentir más fácilmente como suyas. Si dotamos a nuestro discurso de una fuerte carga emocional, quedará grabado a fuego en los demás. A veces incluso es necesario actuar en una sube y baja emocional, llevarnos hasta lo más duro para, cambiando el tono de voz y enfatizando, subir la emoción, sonriendo, abriendo las manos…
Algo muy importante: mira a los ojos de quien te escucha y si hay mucha gente prolonga la mirada con tus brazos y tus manos apuntando a donde hay personas que están atentas a tus palabras.
Recuerda, si hablas desde el corazón llegas al corazón.