Por desgracia no es infrecuente encontrarnos a colaboradores o subordinados que tienen un pobre desempeño que desmotiva y desincentiva al resto del equipo. ¿Qué podemos hacer ante algo así?
1.- Debemos tener la certeza que el bajo desempeño es responsabilidad del colaborador.
Lo normal es que se quiera hacer el trabajo bien o al menos de la mejor forma posible. Quizá todo sea debido a que no sabe con exactitud lo que se espera de su trabajo y de los objetivos marcados por la dirección.
Debemos tener en consideración el tiempo que lleve haciendo la tarea asignada y cómo ha sido la evolución hasta llegar al punto de ponerse de manifiesto su falta de desempeño profesional, porque como he indicado, podría deberse a una falta de información más que a una falta de motivación, aunque una podría llevar en la otra.
Prueba a hacerte estas preguntas.
¿Ha recibido la información adecuada?
¿Cómo ha manifestado en otras ocasiones un desempeño óptimo?
¿Se puede evaluar la tarea asignada?
¿Qué podría hacerse desde la empresa para incentivar?
¿Se ha comunicado el pobre desempeño preguntando por los motivos?
2.- Debemos comunicar de forma adecuada el pobre desempeño.
Es una premisa imprescindible, comunicar a quien hace su trabajo con pobre desempeño, que lo está haciendo así. Cuando se tiene que reprender o dar un aviso de estas características, debe hacerse en privado y con la seriedad suficiente para que quede claro que se está causando a un perjuicio a la empresa que puede desembocar en acciones posteriores que haya que corregir.
Dar opción a que se explique, teniendo en cuenta que las excesivas justificaciones no demostrarán una adecuada actitud para el cambio.
3.- Mantener o despedir.
Despedir a un empleado es uno de los pasos más duros de un directivo aunque a veces es inevitable porque no hay una salida mejor que permita cambiar la situación.
Ante algo así hay que ver la dimensión humana de la decisión pues detrás de una actitud así puede haber problemas personales, familiares… lo mejor es preguntar cuando se detecten los primeros síntomas del bajo desempeño laboral.
También hay que valorar la dimensión económica y lo que ésta puede provocar en la empresa, pues no tomar una medida adecuada puede desencadenar un contagio en otros compañeros que ven como hacer las cosas mal, no tiene consecuencias y esto a la larga se traduce en una falta de motivación. También hay que valorar si el coste de su despide es rentable en lugar de insistir en una mayor formación o un traslado a otro lugar dentro de la misma empresa.
Muchas veces un cambio dentro de la propia empresa junto a un plan de formación puede suponer una gran motivación pues el empleado que tiene un bajo desempeño, se ve en la obligación de responder positivamente al reconocimiento que han tenido para mejorar su situación.