El amor es un sentimiento maravilloso, en el que nos sentimos en plenitud. Cuando el amor asfixia, cuando el amor se convierte en algo no saludable puede desencadenar en el apego.
Cuando es nuestro yo quien quiere controlar, cuando depositamos nuestras energías en ese amor a toda costa, cueste lo que cueste es apEGO lo que realmente sentimos.
El amor sano, saca nuestro verdadero yo mientras que el apego hace que nos comportemos de una forma desnaturalizada, incluso forzada.
El amor es crecimiento, las dos personas que están unidas por amor buscan el crecimiento tanto individualmente como en pareja.
El apego es transitorio y acaba por matar el amor a fuerza de celos, control por lo que hace o no hace nuestra pareja, es un sentimiento dañino.
El amor es eterno, si eterno, pues cuando se ama a una persona se desea lo mejor para esa persona, en cualquier circunstancia, aunque sintamos la tristeza (también temporal) de habernos separado de ella.
El apEGO llama precisamente al ego, ese personaje que llevamos dentro y que muchas veces quiere controlarnos de forma desmedida.
Cuando el amor consigue mezclarse con apego, sin querer busca ocultar una insatisfacción personal que momentáneamente se viste de amor. En esta situación cabe pensar que hay alguna insatisfacción en el interior de la persona. Este tipo de personas suelen encadenar relaciones y cuando en una relación desaparece el precioso momento del enamoramiento (que siempre es temporal) y la relación ya no aporta ese «nutriente» de las mariposas en el estómago, se acaba abandonando, se acaban las fuerzas para amar.
¿tienes problemas de desamor? ¿crees que es por apego?