Expresar nuestra opinión es una de las habilidades que debemos tener todos los que tenemos posiciones de responsabilidad, sin embargo se cometen errores constantemente que puede dar lugar a desmotivar a los trabajadores y como derivada de lo anterior a unas desastrosas consecuencias en los equipos de trabajo.
Uno de los errores más comunes es el que debe presidir la forma de dar retroalimentación o feedback, NUNCA dar feedback negativo a un colaborador en presencia de otros. Esto es, reconocer un buen trabajo en público pero reprender solamente en privado.
La tendencia actual es la retroalimentación continua para de esta forma, modular el desempeño de la persona y por ende del equipo del que forma parte. De hecho, son los más jóvenes lo que casi exigen un feedback permanente para validar y ajustar sus resultados.
La experiencia me ha ido dando algunas enseñanzas que quiero compartir sobre la forma de dar feedback o retroalimentación de nuestra información:
Solamente da feedback cuando te encuentres bien contigo mismo y con buen estado de ánimo, por lo tanto nunca lo hagas si emocionalmente no estás bien.
Cuando das feedback estando mal, sin querer vas a transmitir el enfado o la ira que lleves dentro. Nunca utilices el feedback para criticar a nada ni nadie pues «contaminarías» la información que vas a transmitir.
No es el momento de culpabilizar a nadie, ni aún siendo objetivamente cierto.
Si crees que tienes ira y la muestras, vas a quedar desacreditado como jefe o como líder y esto desembocará en un ambiente poco saludable. Con una actitud así además harás daño a la autoestima de tus colaboradores
La utilización de dar feedback negativo a través de una tercera persona no es recomendable.
Es muy poco recomendable y dice muy poco de una persona, que utilice a otros para desacreditar a determinadas personas que no están presentes, con el ánimo que les llegue «el mensaje». El feedkback debe ser directo y personal.
Buscar el momento oportuno para dar feedback negativo, esto no es una terea fácil.
Una recomendación es hacerlo en el momento oportuno para el colaborador y no cuando a nosotros nos resulta más oportuno, además deberás crear el ambiente adecuado que nunca debe ser desde el lenguaje agresivo. Al colaborador le debe quedar muy claro qué es lo que se le está corrigiendo y qué debe mejorar en su actitud; se consigue más con palabras sencillas y sinceras que desde la ira y el enfado.
Debes finalizar el feedback negativo con un plan de acción y palabras que estimulen al cambio.
Sugiere acciones que podría hacer, ponte a su disposición para mejorar y que sea algo compartido y querido por ambas partes.